Diego ABAD DE SANTILLÁN
Francisco Ferrer Guardia, propulsor de la educación popular laica, no es un acontecimiento aislado y único en España. La necesidad de escuelas era tal y la desidia de las clases gobernantes tan grande que no hay que asombrarse de la existencia de voces reclamando remedio a ese mal. A mediados del siglo XIX, Ignacio Cervera, republicano activo, con tintes de fourierismo, instaló en Madrid una escuela para obreros e hijos de obreros. Su dedicación a la enseñanza no le impidió participar en cuanta conspiración antimonárquica se presentaba y la cárcel solía ser una de sus residencias habituales. En su escuela dieron lecciones los hombres más dinámicos y avanzados de su tiempo, los Sixto Cámara, Ordaz Avecilla, Pi i Margall. Sigue leyendo